Mil años de arte en la ruta jacobea

Mil años de arte en la ruta jacobea

Por Mariela Onorato  

El Camino de Santiago es una aventura que se desarrolla en Europa desde tiempos inmemoriables. En él se combinan la fe cristiana junto a bellos paisajes e innumerables atractivos turísiticos, que convocan a peregrinos de todo el mundo.

El Camino de Santiago es una de las grandes aventuras que propone la milenaria Europa. Se trata de un recorrido casi 700 km. por el norte de España, factible de hacerse a pie, en bicicleta o en auto. A cada paso se despliegan leyendas, vestigios históricos, construcciones medievales y paisajes naturales. Además, el Año Jacobeo propone un nutrido calendario de festividades y eventos culturales. En fin, un camino vinculado a la fe cristiana pero irresistible para cualquier turista.

EL INICIO DE UNA TRADICION.

Esta movilización tienen un mentor, Teodoro, obispo de Iria Flavio que, allá por el siglo IX, sin disponer de imprenta o de radio, dio la señal de partida para una peregrinación que tiene más de mil años de historia. Al parecer todo empezó cuando unas luces ultraterrenales atrajeron al pastor Pelayo hacia unos restos humanos enterrados en la remota Galicia, allí donde terminaba el mundo conocido. Teodoro interpretó el acontecimiento como un signo divino y comunicó la aparición del cuerpo del apóstol Santiago a la cristiandad.
La necesidad de un proyecto común en un continente amenazado por el islam hizo el resto. A partir del siglo X, infinidad de personas dieron impulso a un fenómeno que generó la creación de catedrales, calzadas, poemas, mitos caballerescos, batallas y conversiones.
En 1078 comenzó a construirse la catedral románica en Compostela, mientras que la peregrinación se convertía en el acontecer religioso y cultural más destacado de la Edad Media. Los motivos para emprender la peregrinación eran numerosos: el papa Calixto II en 1122, instituyó el Año Santo cada vez que la festividad de Santiago (25 de julio) cayese en domingo; mientras que en 1179 la bula del papa Alejandro III hizo más tentadora la aventura en esa fecha: la visita a la tumba apostólica estaba recompensada con el perdón de los pecados y la purificación del alma.
A los peregrinos, al igual que hoy, se los reconoce por el cayado, la cantimplora, el bolso de viaje y la ostra colgando de su atuendo. Estas últimas son un alimento típico de Compostela; de modo tal que representan la culminación del Camino y el encuentro con el apóstol.
En la actualidad se continúa festejando en el Año Santo Jacobeo, y este 2010 es uno de ellos. Los últimos fueron en 1993, 1999 y 2004; mientras que el próximo será en 2021. Tradicionalmente, son los de mayor afluencia de peregrinos y en los que se programa mayor cantidad de eventos religiosos y culturales.

LA RUTA DE LOS GALOS.

Aunque parezca increíble en nuestros días este recorrido permite embarcarse en una fascinante y milenaria aventura dentro de Europa. El llamado Camino Francés, itinerario que coincide con la ruta descripta en el siglo XII por el monje galo Aymeric Picaud, atraviesa toda España de este a oeste. Siguiendo un derrotero casi equidistante entre la cordillera cantábrica, al norte, y el río Duero, al sur.
Además de una contrastada y bella naturaleza en la que se alternan llanuras, montes, valles y páramos, todas las poblaciones conservan un importante legado histórico. Esta aventura garantiza una gama de sensaciones que mezcla lo religioso, lo cultural y el desafío físico.

KILOMETRO CERO.

Entre todos los caminos posibles -el Aragonés, el del Norte, el Inglés, el de Portugal y el Francés- en estas líneas recorreremos una parte de este último. Un tramo de 682 km. que une las ciudades de Pamplona, Burgos, León y la meca del recorrido, Santiago de Compostela.
El peregrinaje se inicia en la vital Pamplona, una ciudad ultra poblada, llena de semáforos y vidrieras pero siempre acogedora y repleta de festividades. Una parada obligada es su Catedral, donde se erigen el claustro y el sepulcro de los reyes navarros Carlos III El Noble y su esposa Leonor de Trastámara.
La plaza del Castillo es el centro neurálgico de la ciudad, además de ser escenario de los principales acontecimientos de Pamplona: corridas de toros hasta 1844, batallas, torneos, mercado, paradas militares, concentraciones políticas y populares. De esta plaza surgen muchas de las callejuelas estrechas del Casco Viejo, embellecido por casas del siglo XVIII.
Asimismo, es imprescindible conocer la románica iglesia de San Cernín y la de San Lorenzo, donde se encuentra la capilla del reconocido San Fermín. Sólo cuando el peregrino cruza el puente del Sadar se encuentra fuera de la capital de Navarra, listo para seguir la ruta. En los alrededores, los caminos se encuentran perfectamente señalizados con flechas amarillas y carteles en formas de estrellas, y en sus márgenes se levantan caseríos y pueblos dotados de representaciones artísticas.

HERENCIAS FRANCESAS.

Estella, nacida al calor de las peregrinaciones y repoblada con artesanos francos de la Auvernia, es una muestra de los intercambios que propició el Camino. Claustros y fachadas, capitales y escudos evocan estilos emparentados con el estilo francés. Las iglesias de San Pedro de la Rúa y San Miguel, y el palacio de los Reyes de Navarra son un claro exponente del románico jacobeo.
Después de pasar por Viana, donde está enterrado el libertino renacentista Cesar Borgia, se cruza el río Ebro por el puente de Piedra de Logroño y se arriba a Nájera, cuyo Monasterio de Santa María la Real alberga el panteón de los reyes navarros. El tranquilo paisaje que acompaña esta región, con sus lomas alfombradas de trigo y el perfil de la sierra de la Demanda, dibujan una típica postal de este tramo riojano.

HORIZONTES DE TRIGALES.

Burgos y sus alrededores están repletos de lugares de extraordinaria importancia cultural, como los yacimientos paleontológicos de Atapuerca al curso del río Arlanzón. Todas las poblaciones que son atravesadas por los 114 kilómetros burgaleses del Camino Francés conservan una relevante huella histórica. Redecilla del Camino, Belorado, Villafranca Montes de Oca, San Juan de Ortega, Burgos y Castrojeríz son los hitos principales.
En Redecilla del Camino, la primera localidad burgalesa, se alza la iglesia de Nuestra Señora de la Calle. Mientras que en Burgos la visita a su catedral resulta obligada al ser la más representativa del gótico español. Recorrer la calle de los Avellanos es una experiencia rica en sabores y costumbres. La misma serpentea hacia la salida de la antigua ciudad amurallada y traspasa el arco mudéjar de San Martín para seguir la marcha.

LOS REINOS DE LEON.

El paisaje de Sahagún, la primera población de renombre de la provincia de León, tiene un dominante tono rojizo. Sus iglesias de ladrillos, construidas por artesanos y canteros mudéjares, se mimetizan con el entorno y crean un bello efecto cromático.
El flujo de viajeros que peregrinaban a Santiago durante toda la Edad Media supuso un gran enriquecimiento cultural para los reinos de León. En los 200 km. que recorre la ruta jacobea se aprecia un vogorozo desarrollo del arte románico.
En las inmediaciones de Astorga fue construida la catedral de Santa María, una construcción de 1205 inspirada en la catedral francesa de Reims. Junto a ella se alza el Palacio Episcopal que revela el distintivo estilo de Antoní Gaudí y alberga el museo de los caminantes.
Siguiendo la marcha por el variado paisaje de Bierzo, esperan las pallozas de O Cebreiro y el color verde de las tierras gallegas. Lavacolla es el último pueblo que se visita antes de llegar a Santiago, en él se encuentra el monte do Gozo, desde donde ya se divisan las dos torres de la catedral de Compostela.

LA MECA.

El descubrimiento del sepulcro del hijo de Zebedeo y hermano de Juan Evangelista cambió la faz de este pequeño asentamiento de origen romano del noroeste ibérico que, en el olvido de los siglos, se había transformado en necrópolis. La llegada de los caminantes durante siglos convirtió a Santiago de Compostela en una ciudad cosmopolita, a la que viajeros y estudiantes le aportan dinamismo y vitalidad.
Hoy es el centro de la vida social y política de Galicia. Sede de la Xunta y del Parlamento desde 1981 y Capital de la Comunidad Autónoma Gallega, fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y, en el año 2000, “Ciudad Europea de la Cultura”.
Su principal punto de interés es la Catedral. Resultado del paso de los siglos, en ella se resume un equilibrio entre el románico de su antiguo origen, el gótico, el renacentista, el barroco y el neoclásico. Durante al año jubilar su Puerta Santa está abierta y dentro del arca de plata se encuentran los restos de Santiago Apóstol. El rito de los peregrinos dicta que hay que colocar los dedos en el Pórtico de la Gloria (la obra maestra del románico europeo), darle un pequeño cabezazo a la estatua del Maestro Mateo y abrazar el busto de Santiago. Sólo así el peregrinaje habrá valido la pena.
La plaza de Obradoiro es el auténtico corazón de la ciudad. Frente a ella se alza el claustro y el Palacio Arzobispal; el hostal de los Reyes Católicos, hoy un hotel cinco estrellas; el Palacio de Raxoi; y el Colegio San Jerónimo, que alberga el Rectorado de la Universidad.
Más allá de este conjunto arquitectónico, restan por descubrir palacios, monasterios, templos, plazas y el espíritu de un pueblo acostumbrado a recibir viajeros de todo el mundo. A su vez, este paraje, final del largo peregrinar, agasaja al viajero con una excelente gastronomía a base de mariscos, caldos gallegos, pulpo “á feira”, empanadas, pimientos de Padrón, queso de tetilla, filloas, tarta de Santiago, variados vinos y la “queimada”, infaltable en un festejo de final del viaje.